Aquí estoy. ¡Envíame a mí! Un llamado al arrepentimiento (Isaías 6:8b)
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“Y es que nunca sabrás quien está contigo al menos que te quedes quieto.”
Frente a la cuarentena mundial, el pastor César Forero esboza el llamado de Dios a la quietud para los creyentes. Esperamos le anime nuestro segundo devocional de esta serie de artículos semanales durante las próximas semanas. Para más información sobre el Pastor César, la situación en Panamá, y lo que inspiró su devocional, haga clic aquí para ver su corto mensaje en video (1 min.) Lea su oportuno artículo a continuación:
Verso clave: Salmo 46:10 “Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra”.
Lectura bíblica: Salmo 46
Cuando se identificó el virus por primera vez a inicios del mes de diciembre del 2019 en la ciudad de WuHan Capital de la provincia de Hubei en China, ninguno de sus habitantes pensó que poco más de un mes después, toda la ciudad sería puesta en cuarentena. Todos vivimos las terroríficas imágenes de los hospitales de Wuhan repletos de enfermos, el personal de salud colapsado en estrés y cansancio, y sobre todo, el vacío y el silencio apocalíptico de sus calles y avenidas producto de la cuarentena. Lo que tal vez nunca quisimos imaginar fue el hecho de que esas mismas escenas se repetirían literalmente en casi cada capital o ciudad importante del mundo. Hace poco vi las imágenes de estas ciudades incluyendo la mía, con un aspecto casi surrealista debido al vacío que las cuarentenas han provocado. Y es que la mayoría de las ciudades afectadas son aquellas en donde sus moradores viven cada minuto buscando satisfacer sus concupiscencias y deseos engañosos, estas ciudades no tienen quietud. El comercio en estas ciudades no podía darse el lujo de parar, porque de hacerlo se perderían millones de dólares y así mismo ha pasado. El mundo pasó de su afán y desenfreno a una presunta calma, pero la pregunta es la siguiente: ¿Quiénes no paran, las ciudades o sus habitantes? Por supuesto que son sus habitantes los que no se quedaban quietos. Estar en cuarentena no necesariamente es sinónimo de estar en quietud, a pesar de que muchos permanecen en casa no están quietos, ya que sus pensamientos están igual o más agitados que antes de la crisis, producto de los temores y las ansiedades.
La Biblia nos dice: “estad quietos y conoced que yo soy Dios”. La quietud se define como: Sosiego, reposo o ausencia de agitación y ruido, falta de movimiento, tranquilidad, descanso, paz.* Dios está deseoso de que todos los días pasemos tiempo en su presencia. El desea que nos detengamos por completo, ¡sí… por completo! Estoy seguro, que David solo pudo decir: “porque tú has sido mi refugio y torre fuerte delante del enemigo” Salmo 61:3 porque le tocó quedarse quieto y conocer a Dios en medio de la persecución que había contra él. No tengo dudas de que esa misma quietud fue la que llevó a Eliseo a decirle a su criado en 2 Reyes 6:16 No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos”. La quietud en la presencia de Dios le permitió al profeta estar consciente del mundo espiritual que operaba a favor de él, demostrando así que conocía la voluntad del Señor. Pienso en nuestro Señor Jesucristo y puedo notar no una, sino muchas veces que procuró estar a solas con el Padre. Justo antes de entrar al momento más difícil de su vida, Jesús pasó varias horas de quietud en oración, no puede haber mejor ejemplo que él. Sin embargo, hay creyentes que les cuesta mucho quedarse quietos, pasar tiempo a sola con Dios y simplemente guardar silencio ante su Omnipotencia. La escritura dice en Isaías 57:20 “los impíos son como el mar en tempestad, que no puede estarse quieto”.
No son las Megaciudades que nunca duermen los llamados por Dios a estar quietos, somos tú y yo, sus hijos los lavados y comprados por la Sangre de Jesús. La gran diferencia entre la cuarentena y la quietud a la que Dios nos llama reside en el hecho de que en Dios hay verdadera paz aun en medio de la tormenta, y que lo podemos conocer y ver sus hechos poderosos en las naciones. El llamado de Dios a que estemos quietos es realmente un llamado a conocerle, es un llamado a crecer en la fe, un llamado a contemplarlo en toda su potencia. Mientras más cristianos puedan pasar tiempo a diario con Dios, contemplándole en su Palabra y en oración, en silencio, en soledad, en quietud, más grande será nuestro impacto en medio del escándalo citadino cuando este reinicie terminada la cuarentena.
Conclusión: El Salmo 46:11 sigue diciendo: “Jehová de los ejércitos está con nosotros” y es que nunca sabrás quien está contigo al menos que te quedes quieto. Dios quiere que tengamos claro que Él ha decidido estar con nosotros siempre “todos los días hasta el fin” Mateo 28:20. La biblia dice en Isaías 30:15 porque así dijo Jehová al Señor, el Santo de Israel: En descanso y en reposo seréis salvos; en quietud y en confianza será vuestra fortaleza.
Llamada a la acción: Estas pruebas nos dan la oportunidad de detenernos y escuchar al Buen Pastor. Me gustaría animarles a hacer una de las siguientes cosas:
- Tome la decisión de que de ahora en adelante, nunca estará apurado en sus momentos de quietud con el Señor, y que se tomará el tiempo para disfrutar plenamente de Su presencia.
- Pase tiempo, todos los días, disfrutando del silencio en la presencia de Dios, después de la meditación bíblica y del tiempo de oración. Tómense el tiempo para meditar en Sus promesas y Sus atributos.
- Dedique tiempo a la oración todos los días con su familia; y si no puede estar con ellos, llámelos por teléfono.
*Wordreference app
El AUTOR: César Forero J. desempeña como curador de recursos en español para GProLearning.org, un sitio web dedicado a facilitar el acceso a recursos de capacitación pastoral a aquellos líderes con una educación teológica formal limitada.
Tiene más de 10 años de experiencia ministerial como consejero matrimonial y co-pastor del Centro de Restauración Familiar en los suburbios de Panamá. El pastor César es graduado de GPA Dallas en 2015, y tiene una certificación de entrenamiento de liderazgo con el Life Forming Institute y una licenciatura en Misión Fronteriza con la Universidad de las Naciones, y una licenciatura en Administración de Empresas con la Universidad Latinoamericana.
Dirige los Ministerios de Infusion para América Latina, capacitando a pastores y líderes en el tema de Identidad y Libertad en Cristo. El pastor César está casado con su adorada esposa Lynette desde el 2001 y tienen dos hijos: Grace Nicolle y Caleb David.